Hasta épocas relativamente recientes las únicas indicaciones para la cirugía vulvar y vaginal era la distopía, es decir, la de corrección de las anomalías de situación de los órganos de esta parte del cuerpo femenino o de las dificultades para la realización de coito.
El hedonismo de la sociedad actual, la investigación de la estética hacia partes del cuerpo humano que hasta hace unas décadas no tenían la atención que hoy tienen, el rasurado del pelo genital que ha puesto en evidencia ciertas “anomalías” hasta ahora ocultas y la nueva educación sexual de la mujer han provocado un cambio social por el cual se pide una mejora del aspecto físico de la zona íntima femenina.
La cirugía íntima femenina pretende, atendiendo a la demanda de un grupo importante de mujeres, una normalización de su apariencia genital reconstruyendo esta zona de su cuerpo que, si se tercia lo acompleja y que muchas veces limita una comunicación íntima con otras personas. Es decir, que, con esta cirugía, la mujer busca la normalidad estética o incluso funcional de esta parte de su organismo puesto que puede ser el motivo de molestias de diferente índole.
La cirugía íntima femenina se solicita en dos tipos de circunstancias:
Clásicamente las indicaciones más frecuentes por estas intervenciones han sido:
La reconstrucción del himen o Himenoplàstia cuando se ha desgarrado con una relación sexual previa o un traumatismo por tampones u otra causa.
La reducción de los labios menores o Labioplàstia para tratar el crecimiento exagerado o la asimetría de los labios menores.
La reconstrucción del suelo pélvico o perineal (Vaginoplàstia), con el que denomina las plàsties vaginales y el estrechamiento vaginal de la musculatura de esta zona a causa del parto o alteraciones congénitas.
La eliminación de verrugas u otros problemas cutáneos aparecidos en el área genital.
Hoy en día esta cirugía se ha ampliado a muchas otras indicaciones:
La lipoescultura del pubis, remodelando esta zona cuando la grasa de esta zona produce un aumento del volumen del mismo y una caída del llamado monte de Venus sobre la vulva.
La Clitoroplastia o reducción del volumen del clítoris.
La corrección de la fimosi del capuchón del clítoris.
La revitalización de los labios menores mediante inyecciones de grasa por dándolos más turgencia y mejorar su aspecto
El aumento de volumen de los labios mayores, o la recuperación de la tersura de los mismos, cuando por la delgadez de los mismos o por los cambios en la distribución de la grasa con el paso del tiempo, estos se vuelven flácidos.
El blanqueamiento del área vulvar y vaginal externa masa oscurecida (con láser de CO₂).
Los implantes de pelo púbico, con implantes de bulbos procedentes de la misma persona.
La inyección de toxina botulínica para aquellos casos de dolor vulvar severo por vaginismo.
El estrechamente vaginal no quirúrgico mediante el uso de rellenos bioreabsorbibles.
El «rejuvenecimiento» vaginal con láser Femilit (TM) de CO₂ para reducir el diámetro de la vagina, recuperar el tono y lubrificación de la misma y devolver el control de la fuerza a la vagina.